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¿CON O ENTRE NOSOTROS?

“Los extraterrestres están entre nosotros”   Fabio Zerpa. Ufólogo

Llega la correspondencia y espero tomar un buen café antes de leerla.

Publicidades, cuentas a pagar y algunas invitaciones. Requieren mi presencia para presentaciones de libros, inauguración de una nueva sala de lectura colectiva y ciertas entrevistas para radio y televisión. Hace ya un tiempo que muchos jóvenes emprendedores trabajan como comunicadores por streaming y me da mucho placer participar de tales experiencias.

Llamó poderosamente mi atención un sobre marrón, algo rústico, tamaño oficio y grueso para ser una correspondencia ordinaria.

Abrí el sobre con cuidado y extraje unas cuantas hojas, tamaño oficio, escritas a mano.

Se las transcribo:

Soy Juanjo Oliveros.

-Estimado señor me dirijo a usted después de haber pasado múltiples y tristes eventos.

No estoy loco ni quienes me conocen me tratan como si fuese loco, pero me han pasado cosas y me siguen pasando, que cuando las cuento, todos se alejan de mí porque estoy loco. ¡Y no es así!

Sorbo un poco del café, me intriga la presentación y continúo leyendo.

-Hace unos cinco meses me sobresalté por que vi pasar una sombra frente a mi mesa.

¡Me asusté!

Después de cenar me puse a ver televisión, le hago saber que vivo solo, soy viudo y mis hijos viven lejos.

Entretenido con un film ¡otra vez vi pasar algo! No me pareció una sombra pero fue tan de sorpresa y tan rápido que no lo puedo asegurar.

Durante varios días sentí movimientos y me parecía ver cosas sin definir.

Me contacté con el cura de mi parroquia y le pedí que viniera a curar la casa.

¡Lo hizo!, ambos rezamos por el descanso de los posibles espíritus que rondaban por allí.

No dio resultado. Las sombras y los movimientos continuaron, Es más, estando en el supermercado tuve la misma sensación o aparición, no sabía cómo llamarlas.

Hablé nuevamente con mi párroco, este buen hombre me recomendó ver a un psicólogo.

Lo hice, asistí a varias sesiones. El psicólogo me habló de Jung y Froid. La sombra Junguiana y la sombra que representa la personalidad oculta.

Cuando le dije que los percibía de reojo y pocas veces de atrás se quedó pensativo.

Me preguntó si tenía enemigos.

Respondí que no sabía si los tenía o no, que no lo había pensado.

Asistí a diez sesiones y luego me cansé, además no podía pagar. Se ofreció atenderme gratis, me dio vergüenza y no atendí más sus llamadas.

El cura me retó.

Fui al hospital, me atendió una médica clínica. Le hablé de mis visiones y las visita al psicólogo.

 Ella me habló de casos de Pareidolia y me dijo que me pasaría con el psiquiatra de la Institución.

Asistí al primer encuentro y en la entrevista me derivó a un neurólogo con un informe confidencial.

Allí me encontré con el profesional. Me habló de Alucinación Menor y me derivó para hacer estudios relativos al mal de Parkinson, que podría ser un síntoma psicótico que suele darse.

Luego de varios ensayos visité a un oftalmólogo porque podría tener un “SCB”, que es el síndrome de Charles Bonnet que suele darse entre aquellos que son casi ciegos.

¡No fue mi caso!

Fue pasando el tiempo y continuaban mis visiones. Ya estaba familiarizado con las apariciones, pero igual me sobresaltaba.

Aquella noche exploté, no daba más, era una tortura porque no me sentía loco, aunque cada vez que mencionaba mis visiones, más se apartaba la gente. Muy pocos me dijeron que alguna vez tuvieron la misma sensación pero que luego se “curaron”.

Casi llorando, desesperado, aquella noche, vi una silueta y le grité con todas mis fuerzas. Fuerzas que te da la locura o la angustia.

¡Te conozco! ¡Alto ahí!

No sé qué lo produjo, pero la sombra se detuvo.

Sentí miedo. Ambos estábamos congelados.

Escuché un sonido, era una voz interior.

Horrorizado como estaba percibí que la voz provenía de la sombra.

“No temas, convivimos desde siempre. No nos dejamos ver para no crear pánico y evitar un contacto que sería muy complejo”

– ¿Qué quiere decir “convivimos desde siempre”? No soy un científico sólo soy un comerciante.

– “Habitamos desde tiempos remotos, no somos extraterrestres. Somos tan terrestres como todos ustedes”

– ¡Fabio Zerpa tenía razón! – dije sin pensar.

– “¿Quién es Fabio Zerpa? – pregunto la voz de la sombra.

– Fue un especialista en ufología que decía que ustedes vivían entre nosotros.

– “Somos tan terrestres como ustedes. Hemos simplificado nuestro organismo con el pasar de los tiempos”

-Lo llaman evolución- dije.

– “Ustedes tienen un cuerpo que es la unidad de colonias vivas armonizadas entre sí. Eso para nosotros ya fue superado. Ahora somos unicelulares”

– ¿Cómo las amebas?

– “No tan así pero esa comparación se acerca”

– ¿Qué respiran?, ¡oxígeno!

– “Compatibilizamos varios gases que nos permiten ser traslúcidos o tomar el color que necesitemos”

– ¿Y cómo se alimentan?

– “Algunos fluidos son suficientes”- se expresó en forma parca.

-En mi mente rebotó el término fluido, quizás porque lo dijo cambiando el tono de su sonido.

– ¿Dónde viven, cómo viajan? – quise saber a pesar de mi cansancio.

– “Vivimos entre ustedes, no necesitamos comodidades como los multicelulares, viajamos libres, elegimos nuestra forma de desplazarnos. Puede ser traslación o abrir lo que ustedes llaman gusano o sea hacemos un pequeño hueco, entramos en el espacio y elegimos dónde ir. Luego el gusano se cierra”

– Guerras, gobiernos, ¿cómo están organizados?

– “Luchas no existen, gobiernos tampoco y la organización social es libre. Hemos aprendido a ser responsables y apoyar al necesitado.

– ¿Y parejas, nacimientos, enfermedades…?

– “Somos entes unicelulares y no vivimos en parejas, los nacimientos se producen por separación del núcleo y, en cuanto a enfermedades, si algo nos afecta morimos o, de ser posible, antes separamos la parte sana para reproducir.

– ¿Te puedo ver tal cuál eres?

– ¡No! Por hoy es suficiente”

– ¿Por qué me has atendido?

– “Estamos conviviendo hace muchos años y estás cerrando tu ciclo, mereces saber que eres un ser viejo pero sano. No debes hablar de esto con nadie”

– ¡Prometido! ¿Te volveré a ver?

No hubo respuesta.

-Señor le escribo para no romper mi promesa. He descubierto un secreto que me aterra.

Hace unos días descubrí a qué llama fluidos alimentarios mi sombra viviente.

Era muy temprano y decidí madrugar. Estaba cortando una naranja para hacer jugo. Me hice un pequeño corte y fui hasta el botiquín a buscar gasa y alcohol. A lo lejos vi a la sombra limpiando mi cuchilla.

En realidad estaba bebiendo mi sangre. ¡Espantado grité!

Desde ese momento no veo más sombras. Sólo me queda el miedo.

Señor reciba mis saludos, utilice como mejor le parezca mi narración. Es la historia de quien se resiste a ser “loco”, aunque ya lo dudo.

Traté de comunicarme con Juanjo Oliveros. Hacía quince días había fallecido y no dejó documentación alguna que lo vincule a sus escritos.

He decidido consultar a los especialistas para investigar la increíble veracidad de lo narrado.

Más no puedo hacer.

 

AQUELLA MIRADA.-

El amor adolescente entre Marisa y Darío, era el símbolo de la pureza e ingenuidad que contagiaba ternura y dulzura, así lo veían sus amigos y compañeros.

Los paseos por el parque, el reunirse para repasar las lecciones de la escuela y, tantos otros motivos para estar juntos, les alegraba la vida.

Darío estaba subyugado con la mirada tierna y dulce de Marisa. Cuando ella entornaba sus ojos, Darío sentía que su corazón se estrujaba de deseo y felicidad. Cada mirada suya era una invitación a posar sus labios sobre los de ella. Siempre que se besaban, se sonrojaban. Iniciaban un viaje por el paraíso y sólo regresaban al despegarlos.

Los ojos de la enamorada hablaban por sí mismos y la reacción de él siempre era de encantamiento.

Era la adolescencia perfecta, estudios y amor combinados, ¡¿qué más?!

La felicidad es algo pasajero y aquí el diablo metió la cola.

Quiso el destino que el padre de Darío fuese trasladado. La empresa los enviaba lejos y no podían rechazar el fuerte ascenso que le brindaban.

El amor y el sufrimiento se hermanaron. La pena era tal que hasta pensaron en el suicidio. Marisa convocó a la razón y la idea de morir se fue desvaneciendo. Se juraron escribirse y en cuanto pudieran se reunirían para no separarse jamás.

Llegó la triste separación. Reiteraron sus juramentos en medio de las lágrimas. Se amarían a la distancia y se reencontrarían en cuanto pudieran, se repetían sin cesar a modo de consuelo.

Pasaron los años y sólo la correspondencia escrita era su forma de encontrarse.

En aquellos años no existía la comunicación de la que hoy disfrutamos.

Las cartas, con el tiempo, eran cada vez más espaciadas. Luego llegó el momento en que dejaron de escribirse. No había motivo aparente, sólo la distancia.

Después de muchos años Marisa recibió noticias de Darío. Regresaría y deseaba verla. Ahora era un próspero comerciante con buen estatus social. Ella, soltera, era la farmacéutica del hospital regional.

Ese fin de semana se encontraron. Se les notaba el tiempo transcurrido. Algunos kilos de más, algunas arruguitas, ciertas canas, y en él, menos cabello. Marisa siempre linda.

Se encontraron en el viejo puente, al que solían ir en aquel añorado pasado.

Ambos, tomados de las manos, recordaron sus sueños juveniles con nostalgia y, quizás, con intención de revivirlo.

– ¡Nada es igual a lo que fue! – decía Marisa.

-Estuve casado y tengo dos hijos. Mi vida personal ha sido un fracaso-se lamentaba Darío.

-Yo sufrí mucho -comentaba ella a modo de respuesta- y superé lo personal con mis estudios y trabajo en la farmacia social. El hospital es mi vida, no tengo nada más.

– ¡ Cómo añoré tu mirada, siempre me estremecía al recordar tus hermosos ojos- recordaba con emoción.

Ella lo observaba en silencio.

Un abrazo cariñoso fue el cierre cordial. Buscaron una buena confitería para beber algo y poder continuar hablando de los tiempos pasados y, de ser factible, del tiempo futuro.

Recordaron sus paseos, las horas de estudio y lo duro que fue el traslado y separación.

Los dos probaron amores distintos que terminaron en fracasos. Su amor era la profesión que habían elegido para sus vidas y así hablaron durante horas. El espectro de hacer una vida juntos estaba rondando, se estudiaron y no decidieron nada.

-Hemos cambiado y ya no somos niños- sorpresivamente comentó Marisa.

– ¡No sé qué decir, ni qué pensar! – mintió Darío.

De pronto sintió un escalofrío y la mirada de ella ya no le provocaba aquella hermosa sensación, ahora le parecía dura y desconfiada.

Las mujeres perciben mejor que los hombres y Marisa sintió un cambio en él.

– ¡Qué hermoso que dos viejos amigos se reencuentren cada tanto!, ¿Verdad Darío?

– ¡Así es! – respondió sin convicción.

-Mantengamos nuestros recuerdos y nuestra amistad. Cada tanto podrías venir de visita y siempre serás bien recibido.

– ¡Gracias! ¿Podremos cenar juntos?, recién me voy mañana temprano.

– ¡OK!, nos vemos luego- El beso en la mejilla fue la despedida. Ella fue a su casa y él partió hacia el hotel.

Darío reflexionaba sobre el encuentro y cómo seguiría la relación – ¿Quizás un adiós parcial? – se dijo -La respuesta la esconde el tiempo y un posible amor bien guardado.

Marisa no pensaba igual, ella había sufrido mucho con la separación y el posterior abandono. Su pensamiento fue duro y terminante. No debía volver a repetirse la historia.

La cena fue apacible y llena de compañerismo. Darío seguía pensando en aquella mirada juvenil que ya no percibía.

Juntos fueron al hotel. Ella estaba decidida a pasar un grato momento y no más. Bebieron y se cobraron la deuda de una relación íntima que había quedado trunca.

Ya tarde, la despedida fue breve, no hubo intercambio de celulares.

-Ya sabés dónde encontrarme, vivo enclaustrada en la farmacia del hospital -su duro tono marcó, también, cierta tristeza.

Darío sintió el rigor de las palabras y pensó que aquella jovencita de la dulce mirada, ahora era una vieja amargada.

No hubo reproches, sí dudas. Cierta frialdad en la despedida flotaba en el ambiente.

A la mañana siguiente, ya tarde, las mucamas del hotel, fueron a despertar a Darío y encontraron su cadáver que, se sospecha, había ingerido veneno.

Intervino la policía y la justicia. Así pasó la visita de un joven nostálgico a su antigua ciudad.

El rumor pueblerino habla de la depresión que le provocó el regreso al viejo pueblo que lo vio nacer.

Sólo Marisa podría conocer la verdad.

 

EL AGUA NO TRAJO A MOISÉS.-

Con el cambio climático y los desencuentros entre los especialistas en fenómenos atmosféricos, discutiendo entre si es culpa del “Niño” o de la Niña”, y en el mientras tanto, un vasto territorio de nuestra querida Argentina, con intermitencia de cuatro a cinco años, pasa de ser un territorio seco a una zona totalmente inundada.

Después de un enorme período de tórrida sequía, con pérdidas incalculables por la muerte de miles de animales, incendios forestales donde variedades autóctonas se han transformado en cenizas y donde las grandes extensiones de cultivos, también, se han perdido.

 Vidas humanas hambreadas. Animales propios de la región que no han podido emigrar, han sido incinerados y los sobrevivientes morirán en breve plazo porque han quedado mal heridos e intoxicados.

Ahora han llegado las lluvias y nos cubren las aguas.

Los cuerpos de bomberos y vecinos voluntarios, poco han podido hacer. Tener una infraestructura escasa e ineficaz de defensa es la realidad. La buena voluntad ayuda pero no alcanza.

Han pasado años de tanto abandono y tanta tragedia.

La ineficacia e insuficiencia, propias de siglos pasados, mantiene vigente el peligro del exceso de agua y con celeridad nos encontramos que las que fueran zonas secas hoy están bajo el agua.

-¡Llegó la inundación!- gritaba Abel, el gurí de la familia. De inmediato, toda la familia en movimiento. Padres, tíos y abuelos a cargar los bultos en la canoa y remar hacia la zona alta.

-¡No se olviden del Sultán!- pedía Abel por miedo a que su perro quedara en la trampa de agua.

Dura vida la de esta pobre gente, aunque según dicen los que saben -Ya están acostumbrados y de ahí no los saca nadie, tampoco, opinan, pareciera que necesiten ayuda.

Muchos poetas y músicos los recuerdan y se compadecen en chacareras y baladas. Quienes tienen obligación de ayudarlos se conmueven con las canciones pero hasta ahí llegan.

 ¡Sí!, los recuerdan a la hora de votar para renovar sus cargos de funcionarios políticos, les palmean la espalda, le regalan algunas chapas y ciertos alimentos. Luego , ¡si te he visto no me acuerdo!

La correntada se había llevado todo lo que encontraba a su paso, sillas, colchones, pelelas, algunas casillas precarias pasaban de tanto en tanto y el agua implacable arrasaba y todo lo que flotara se iba sin remedio.

 Los pobres perdían lo poco que poseían y contentos con preservar la vida.

De vez en cuando se veía la cabecita de alguna yarará que nadaba río abajo. Dicen  que la víbora nadando no puede morder porque necesita afirmarse, ¡mejor no probar suerte!. Esta vez hubo gran cantidad de troncos y árboles arrancados de raíz. Pasaban gran cantidad de islas de camalotes, con algunos monos de pasajeros. El peligro es que, también, con ellos viajan muchas víboras.

Se comenta que estas isletas formadas por el camalotal suelen llegar hasta el balneario Reta, un recorrido de más de ochocientos kilómetros, aunque muchos, al frenar la correntada, quedan en el Río de la Plata, a la altura de la cancha de fútbol de River Plate. Así fue como la Prefectura Marítima encontró un bulto sospechoso.

En una frazada, enrollada y atada con alambre fue hallado el cuerpo de un niño.

La Prefectura Marítima pasó la novedad al Juzgado de turno. El Juzgado, de inmediato, dio participación a la Policía Federal.

 La autopsia informa de un varón herido y luego muerto por asfixia. Se encontró polvo de tierra en sus pulmones. Muerto al nacer. El color de la tierra es una pista importante. Se presume que el cadáver fue desenterrado por la fuerza de las aguas.

De inmediato se puso en marcha el operativo de investigación policial.

El Comisario Inspector Eudaldo Balboa, fue designado a cargo del equipo investigativo. Se buscaron novedades en cementerios cercanos al río Paraná, era necesario saber si hubo aguas que hayan socavado en los predios destinados para entierros.

Hubo otros detalles que aportaron a la búsqueda. En el macabro envoltorio había pelos duros que podrían ser de algún animal. Los análisis dieron que tal pelaje pertenecía a cerdos. En un principio se creyó que el bebé fue dado como alimento. Quizás los cerdos lo rechazaron y entonces fue apuñalado y enterrado aún con vida.

Se localizó la zona de tierra rojiza. Se inició la intensa búsqueda con la invalorable ayuda de la Policía Provincial, estos habían recibido quejas sobre una familia de campesinos que con su mala conducta estaban sospechados como personas sin moral y capaces de cualquier cosa. Otra pista que aceleró la pesquisa e hizo tamborilear el corazón de los investigadores fue el comentario de que el agua había dejado un hoyo sospechoso.

No se dieron más detalles para evitar herir o molestar a los inocentes cercanos. El secreto de sumario así lo obligaba.

Con el avión policial los Federales, llegaron a las cercanías del poblado donde los esperaban los policías provinciales. En dos horas de viaje por las carreteras barrosas llegaron a las zonas bajas y recorrieron caminos internos de chacras.

Hablaron con los pocos testigos que se atrevieron a dar la cara. El miedo se reflejaba en cada palabra, los chacareros miraban a uno y otro lado como si los estuvieran vigilando.

Comentaron que pequeños aviones pasan en vuelos rasantes por la zona y que en la Quinta Las Achiras, suelen arrojar bultos. Nadie sabe qué hay en ellos, pero todos sospechan que se filtran por la frontera dejando caer marihuana o vaya uno a saber qué tipo de contrabando.

-Esa gente es muy peligrosa y ya hemos tenido problemas. Simulan peleas y lastiman a quien les haga frente. Sospechamos que han matado a más de uno y así como pasó en el Chaco, desaparecen comidos por los chanchos.

Debían apurar la gestión, el juez, algo reticente, dictó la orden de intervención y allanamiento.

Evitando interferencias apuraron todo lo posible la gestión.

Para allá fueron. Pronto divisaron la chacra Las Achiras.

La señora, Nilda, que dijo ser la dueña del campo, protestó contra el atropello. Pidió la presencia del Intendente y se resistió al allanamiento. Fue esposada e introducida en la camioneta policial.

Se inició la búsqueda.

Encontraron armas, dinero en efectivo y ladrillos de droga. Dos de los policías provinciales, a orillas del río, bajo un árbol reconocieron un hoyo que bien pudo ser una tumba. Quizás ahí enterraron al niño.

Buscaron al resto de la familia que no aparecían. Los fueron a buscar y en un escondrijo, detrás de la chanchería, allí estaban.

Juan, el marido dijo no saber nada del dinero, ni armas ni nada.

Los dos hijos, reconocieron recibir bultos, pero aclararon que eran de yerba mate porque ellos son muy de tomar mate después del trabajo.

La hija, Lucena, veinteañera, analfabeta y algo alterada, se enojó por el trato a su familia. Que ella era una viuda y con un bebé que recientemente nació muerto.

La Policía ante la gravedad de lo comentado por la joven, decidieron trasladar a todo el grupo familiar al juzgado pertinente de la región.

Allí la Fiscal interrogó, ante un abogado defensor de oficio, a cada uno de los miembros familiares.

Juan insistió en que ignoraba de qué le hablaban. Hombre con antecedentes de peleas por ebriedad, poco confiable.

Elías el hijo mayor se negó a declarar e insistió que si querían fusilarlo que lo hicieran. – ¡No tengo miedo a nada y me la aguanto! –  No dijo más.

Jorge, el otro hijo, demostraba cierto retardo mental y sólo sonreía ante el interrogatorio. -Trabajo y nada más- Decía todo el tiempo.

Lucena, aclaró que nunca estudió porque la escuela queda lejos y además para criar chanchos no necesita ni leer ni escribir. Que su pareja, que la dejó gruesa, se había ido del susto sin decir nada. Meses después la madre le hizo saber que el Juance había muerto.

Los polis, prestaron atención y pensaron lo peor, ya buscarían los posibles restos humanos, denunciado por los vecinos chacareros, allí en la chanchería.

De los peones se ocuparon los policías locales. Estaban muy asustados y esperaban saber qué diría Nilda, la jefa.

El Intendente habló con la fiscalía recordando que esa familia aportaba ayuda importante para la comunidad y para la sala de primeros auxilios. Aunque se negara, este comentario se tomó como un apriete. No fue tenido en cuenta, los federales dieron firmeza y seriedad a la investigación.

Siguió el turno de la jefa y madre.

Nilda ingresó a la sala. Miró de arriba abajo a todos los presentes. Desafiante.

Juez, Fiscal, abogados y policías no la intimidaron.

 Tomó asiento y demostraba una calma poco común, se notaba que era una persona acostumbrada a que se hiciera su real voluntad.

Al preguntarle por los bultos soltado desde los aviones, insistió en el cuento de la yerba mate y que si cualquier loco tiraba cosas en su campo no era su problema. Le insistieron en la marihuana hallada en su casa. Respondió que sus hijos fumaban de vez en cuando.

Quisieron saber por la tenencia ilegal de las armas. Respondió que eran reliquias de la familia que fueron quedando y ya que estaban las usaban para espantar a la inmensa cantidad de ladrones que hay en la zona ya que la policía no hace nada.

– ¡Y el bebé? – pregunto la fiscal.

– ¿Cuál bebé? – se hizo la desentendida.

-El bebé que tuvo su hija y que según ella nació muerto.

– ¡Sí!, nació muerto y al estilo del lugar, como hacen los indios lo enterramos debajo del ceibo.

La Fiscal, con el permiso de la sala, solicitó continuar el interrogatorio con la presencia de los familiares y peones de Nilda. Permiso concedido.

La cara de la mujer daba miedo.

Hicieron pasar a Lucena, al resto de la familia y al personal involucrado.

Le pidieron a Lucena que contara a la audiencia cómo nació el bebé. Figura sin nombre.

-Mamá me dijo que nació muerto y lo enterramos bajo el ceibal.

-Nilda, ¿usted ratifica lo que dice su hija?  Ella asegura que usted le dijo que nació muerto y que debían enterrarlo según la tradición de los pueblos originarios de la región. ¿Es así?

– El bebé nació muerto…

-Oficial, lea la parte subrayada de la autopsia efectuada al cadáver encontrado en el Río de la Plata.

-Señoría, el bebé murió a causa de una puñalada al corazón, efectuada por una cuchilla encontrada en la chanchería de la chacra y quinta Las Achiras. Fue enterrado todavía con vida, muriendo ahogado.

Lucena dio un grito de espanto. Juan y sus hijos se miraron estupefactos.

Nilda saltó de la silla y a los gritos, ciega de ira, se dirigió a la audiencia – ¿Qué esperaban que ese malnacido del Juance que nos dejara un hijo? ¡Maldito drogón, eso se terminó para siempre!

Ya no había más que decir. La larga investigación continúa aunque lo peor de la historia fue develado.

La conciencia de cada implicado seguirá su curso, aunque la voz interior no sea la misma.

“La Justicia eficiente y una buena Educación lo es todo”.

 

LA PANADERA.-

Puede una persona común y corriente, del montón, que sólo trabaja o estudia y su único objetivo es vivir en paz. Me pregunto ¿ puede matar?

La ciencia criminalística estudia las causas más comunes de un homicidio. Entre ellas se encuentran la codicia, la venganza, el insulto y variados factores psicológicos que hacen que el individuo reaccione con violencia. -Nunca acorrales a un cobarde- es uno de los consejos más comunes.

Matar no es fácil. La práctica de tiro es contra un blanco inmóvil y ficticio, pero tirar contra un ser vivo es otro cantar. Asesinar con el arma de fuego se dice que es menos duro que hacerlo con el arma llamada blanca. Clavar un cuchillo o algún objeto punzante es muy duro. Hacer cortes a degüello es mucho más complejo. El atacante siente la muerte en las manos y suele ser cara a cara, muy difícil de afrontar. Ser asesino trae serias implicancias en la personalidad del criminal, Existe también, la posibilidad, del asesinato casual que puede producirse por la pérdida de conciencia, accidente o causas ajenas a la voluntad del agresor.

Podríamos hacer un tratado de criminalística pero no es de mi interés. Sí es mi deseo contarles una historia real y compleja de resolver.

Se las cuento resumida.

Fue a finales de la década de los sesenta.

En una de las tantas barriadas que circundan a las grandes ciudades, donde el límite de la pobreza y la miseria se separan, sólo, por el final de las calles asfaltadas con las que aún son de tierra. De ambos lados de la civilización se carece de seguridad, cloacas, agua corriente e iluminación en las calles. Pobres y míseros están hermanados en el abandono de las variadas administraciones. Cada cual se las arregla de la manera que más cree conveniente. Vida difícil si las hay…

La panadería “La Esperanza”, de este lado del asfalto, era un lujo en la zona.

Ernesto Ladislao Jimeno fue hallado muerto en su domicilio. Cuerpo hinchado y negruzco. La boca llena de su propio vómito. Habían pasado unos días de su deceso.

La policía intervino por la denuncia de una vecina, que ante el olor nauseabundo que salía por la puerta de la casilla, vivienda del occiso. La señora dio inmediato aviso en la comisaría zonal.

Durante la investigación se encontraron con un prontuario que describía las andanzas de Ernesto.

Robos reiterados, violación de domicilio, sospechoso de asesinato y algunos abusos a mujeres y niñas. Gozaba de libertad condicional, debiendo permanecer en su domicilio y sólo se podía trasladar hasta la estación de servicio automotor donde era operario, cita a tres cuadras de su vivienda. Trabajaba hacía apenas dos meses, requisito de su libertad bajo palabra.

Buscaron sospechosos entre sus contactos y conocidos. Los investigados estaban todos cubiertos.

Los médicos legistas informaron que ingirió algún alimento envenenado. No se pudo precisar cuál de esos alimentos era el causante de su muerte. El muerto comía poco y variado, mezclaba dulce con salado, en realidad picaba cada vez que podía y lo que encontraba a mano. Una vida y comidas de forma irregular.

La pesquisa se inclinó a buscar a quien querría vengarse de sus fechorías. Eran muchos.

Rastrearon en todas sus actividades criminales. Buscaron entre las víctimas de violación agravada y participación en asesinatos.

Ya habían pasado seis meses y el camino continuaba oscuro.

Uno de los detectives, Evaristo Correa, deseoso de ganarse un ascenso, decidió buscar y rebuscar.

Inició la pesquiza por las cámaras de seguridad de la estación de servicio en la que trabajaba. Todavía estaban archivadas las grabaciones que eran de mala calidad.

De las cintas reconoció a uno de los personajes que le llamó la atención.

Lo desechó porque era el panadero del barrio y ese fue el motivo de identificación.

Juan Emérito Gálvez, es un hombre mayor que en opinión de sus vecinos es “un pan de Dios”, quizás por ser panadero. Causó gracia la comparación.

No conforme con las pocas pistas, un poli jamás debe estar conforme, repasó los estudios forenses realizados a la víctima. Había bebido cerveza, comido fideos, picado queso y salame, comido pan y facturas, también comió naranja y manzana.

Se sumaron dos ayudantes al trabajo de Evaristo Correa.

Los polis afinaron la puntería y pidieron realizar más estudios en el pan y la factura. Estuvieron acertados, el núcleo del veneno, bastante diluido, estaba alojado en el dulce de leche. Volvieron a la carga con la investigación del panadero. Una vez más, previo interrogatorio, el hombre quedó libre de cargo y culpa aunque muy impresionado. El miedo pudo con él.

Uno de los empleados de la estación de servicio recordó que una señora, quizás mayor, les traía pan y facturas para comer.

Ya estaban por cerrar el caso cuando decidieron dirigir sus miradas hacia la esposa de Juan Emérito.

Volvieron a la panadería. El dueño de casa se fastidió creyendo que otra vez se la agarraban con él.

No fue así. Se llevaron a su mujer para ser interrogada. Los polis dudaban porque las filmaciones, algo borrosas, no coincidían con la silueta de Noelia, la panadera. Quizás disimulaba su postura. Verían qué surgiría del interrogatorio.

La mujer llorando llegó a decir que hace años, Ernesto, “La cobra”, la violó y al irse le dijo – Contale a tus amigas que fue La Cobra quien te hizo feliz- y se fue riéndose. Entre sollozos dijo que jamás olvidó aquella tortura. Hace dos meses ingresó a comprar y ella reconoció a su agresor. Me afectó tanto que quedé paralizada y muda. Me dijeron que trabaja cerca de aquí en la YPF. Nunca más pasé por allí.

-Sabe que esta declaración la hace sospechosa de la muerte de este hombre.

-Soy incapaz de hacer algo así, además fue hace tanto tiempo que ya no tengo fuerzas ni para sufrir. Pueden preguntar a mi madre, a mis hijas y a mi marido si he salido para algo, Ellos le dirán que sólo trabajo en el negocio y en la casa. No pongo un pie en la calle.

-La debo dejar detenida. Pida un abrigo en su casa, que se lo traigan ya. Mientras tanto envío a un agente a su domicilio para constatar sus dichos- la deja sentada en la oficina, la ve tan frágil que evita llevarla a una celda.

-¿Podré ir al baño?

-¡Vaya! No haga ninguna tontería.

Un policía llega a la panadería y habla con la familia.

Juan, el marido, lloraba en silencio. Revivir aquella tragedia y sumar otra nueva era algo incomprensible. ¡qué mal habremos hecho para sufrir así! – se lamentaba. Sus hijas lloraban con su padre. No sabían nada de la agresión sufrida por su madre. Ahora comprendían sus miedos -¡Pobre mamá!- exclamaban entre lágrimas.

El Poli observó detenidamente a Linda y a Estela. -Disfrazadas podrían ser las que repartían pan y facturas- pensó entre susurros.

Juan y la abuela miraron a sus nietas estupefactos.

A última hora, la abuela pudo entregarle el abrigo a María. Se abrazaron y acongojadas, a ambas mujeres, le corrían las lágrimas por las mejillas.

-No sé por qué te acusan hija?, ¡si sos tan buena!- dijo la vieja.

-Insisten en que maté al violador de mi niñez y que si no fui yo quizás fueron Linda o Estela para vengarse -y soltó sus lágrimas y lamentos a más no poder.

-¡Pero vos no fuiste!- gritó a viva voz. Tragó saliba y se quedó pensativa.

Con mis ochenta años tomé coraje y …¡Lo hice yo!. Cuando lo reconociste viniste a mí triste y desesperada. Yo pensé que una basura así no merece vivir. Lo seguí hasta su trabajo y allí hice mis planes. Durante varios días les regalé facturas a todos los empleados.

-Pero,,, ¿pudiste matar a un inocente? ¡No puedo creerlo!. Mamá, ya matar es pecado mortal, ¿pero si moría otro y no él?, ¿cómo estarías ahora?…

-¡No!, las repartí mamo a mano a cada uno de los muchachos. Era la tercera vez que los agasajaba con las ricas facturas y así seguí unos días más. Estoy muy mal y de cometer un error estaría peor. Por lo poco que me queda de vida debía terminar esta pesadilla.  Ese fue el último día para el degenerado. Esos tipos no merecen vivir. Para despistar seguí yendo otras veces más.

-¿Hiciste esto por mí?

-¡Por vos y por otras más! ¿O creés que esos malos bichos no repiten sus maldades?

-¡Ay mamá!

-Nada de ¡Ay!, hablemos con la policía… ¡Ya me siento mejor!

-¿Te creerán?

-Les daré detalles que sólo yo conozco y si no me creen ¡Peor para ellos!

Dicen que la venganza es un plato que se come frío, aunque, por lo general, deja un sabor amargo.

 

SIMULACRO DE MUERTE.-

Le había costado grandes esfuerzos intelectuales y económicos terminar su carrera universitaria. Jorge Quinteros Madariaga. El nuevo contador, hasta ayer empleado super numerario, hoy tomaba posesión de su nuevo cargo de Jefe de Comercio exterior. La Empresa lo premiaba por su esfuerzo y fuerza de voluntad.

-Es un joven emprendedor que merece ser tenido en cuenta- decía el Doctor Etchegoyen al presentarlo e instalarlo en su nueva jerarquía.

Pronto puso en marcha su eficiencia y productividad. Su conocimiento como principiante y el haber pasado por todos los cargos posibles dentro de la Empresa, le permitía un manejo como pocos podrían ejercer.

Sus compañeros reconocían su eficacia y que no se le subieran los humos de nuevo jefe a la cabeza. Era uno más del equipo a cargo del trabajo.

Pasado el tiempo, debido a lo bien que llevaba su labor, los Miembros del Directorio decidieron darle participación en las ganancias y lo nombraron Miembro Titular del Directorio, cargo equivalente al patronazgo de la Empresa.

Siguió corriendo el tiempo y la vida de nuestro contador era cada día más provechosa. Se sucedieron muchas cosas que le mejoraron la vida. Cambio de domicilio comprando un piso en uno de los mejores barrios de la ciudad, cambió el automóvil corriente  por otro de alta gama, asistía a los mejores restaurantes, a los mejores espectáculos y mejoró muchísimo su mundo de relaciones. Tuvo un casamiento fastuoso y una luna de miel de ensueño.

Los tiempos corrían y ya olvidados los sacrificios de juventud, disfrutaba las mieles del éxito.

Cuando se acercaron tiempos difíciles, no fue fácil achicar el nivel de vida.

Fue una tarde de copas donde le presentaron al Doctor West Smith, comerciante internacional de muy alto nivel.

-Quería conocerlo, mis amigos argentinos me hablaron mucho de usted. Allá en mi hermoso país siempre se dan a conocer las personas de valía- West hablaba con soltura y seguridad.

-Gracias, soy un empresario que debe superar un momento complejo pero lo pasaré.

-Puede contar conmigo, le puedo adelantar lo que necesite para superar su mal momento.

-No sé cuánto tiempo tardaré en corregir nuestros números.

-Por el tiempo no se preocupe, negociamos con mercadería y vamos saldando la deuda.

-Gracias Doctor Wast, ¿cuándo le parece firmar el contrato?

-Ni falta que nos hace, con un apretón de manos será suficiente.

Así quedó el Doctor en Economía Jorge Quinteros Madariaga unido al comerciante Doctor Wast Smith.

¡Se inicia la trampa!

Fueron unos meses muy complicados, la inestabilidad económica del país transformaba a las grandes empresas en pequeñas, las excepciones eran las que de una forma u otra estaban unidas a la corruptela política. Madariaga no supo acercarse a tiempo aunque descubrió que su socio de palabra, sí pertenecía a cierta infracción social, por darle un nombre.

-Algo tarde- pensó.

Tuvieron una discusión aclaratoria y Madariaga, inteligente pero no tanto, descubrió que era la cara visible de varios delitos cometidos en nombre de su empresa que lo involucraba directamente. De darse a conocer lo esperaba la cárcel.

 Después de haber visto el film de Woody Allen, Blue Jasmine, decidió sacarse la mugre de encima. Sus abogados, aterrorizados, le aconsejaron que diera una conferencia de prensa denunciando la trampa en la que ha caído.

Prepara unos escritos y confía en lo que vive y en lo que hará, con algunos de sus amigos íntimos del Directorio.

Pasó el fin de semana en la quinta releyendo los papeles de su denuncia. El lunes temprano, abatido, a media mañana fue a la Empresa preparándose para su denuncia.

Yéndose de sus oficinas, ya en la calle, saluda a sus amigos y colegas. Lo acompañan sus guardias personales. Periodistas y curiosos entorpecen su desplazamiento. Se dirige hacia el automóvil que lo espera para llevarlo a los Tribunales de Justicia a comparecer. Allí delante de todos, se abalanza un individuo. Cae sobre él y le susurra -“Cerrá la boca”. Extrae una pistola y le dispara a la cabeza.

Oye el clic mortal y cae desplomado.

Los testigos casuales corren en su auxilio, lo reaniman y él milagrosamente reacciona indemne.

Fue un milagro que el disparo fallara. En medio de la gran confusión el sicario desapareció en la nada, a pleno sol.

Intervino la guardia del edificio, la custodia personal y luego la policía estatal.

Jorge Quinteros Madariaga fue, nuevamente, tapa de los diarios. El Periodismo de Investigación hacía, ya, una semana que anunciaran pistas en causas escandalosas que lo involucran.

Cuentan los titulares: Hace ya tres años que llegó al cargo de Gerente General de “I A Electro Argentina S.A”. En pocos meses se transformó en el mayor accionista de la empresa.

La especialidad comercial es la importación y exportación de materiales electrónicos. Están a la cabeza de ventas en toda la región.

Desde hace un tiempo, por iniciativa de Quinteros Madariaga, la empresa, ha ampliado su actividad y está incursionando en Inteligencia Artificial y otros rubros que reditúan pingües ganancias. Nadie sabe en qué nuevos rumbos trabaja, es el Doctor Q.Madariaga  el único responsable en la nueva organización. Salta a ojos vista que hay mucha prosperidad por medio.

Regresando al atentado, los investigadores del caso, sostienen que en el mundo empresarial, uno puede hacerse de enemigos por los más variados motivos.

Los compañeros y colegas del doctor Quinteros piden que se llegue al hueso en la búsqueda del responsable del ataque fallido.

El vocero del doctor Jorge Quinteros Madariaga le resta importancia y sólo dice que un loco suelto no puede ser una amenaza. Que busquen al personaje pero que, a él, lo dejen tranquilo, que no quiere prensa ni escándalos. No obstante, permanece recluido en su, bien protegida, propiedad campestre.

Ha suspendido todo tipo de declaraciones. Silencio de estampa.

-Es un personaje importante y no podemos dejarlo desprotegido, así como así- decía el comisario Galíndez.

Sin órdenes precisas comenzó una investigación que nadie quería. Los únicos interesados eran los de la prensa gráfica que vieron aumentadas sus ventas.

Galíndez buscó e indagó sin descanso. No hallaba al fallido sicario y mucho menos una organización que indujera a matar.

Un indicio muy preciso es que el presunto matador o era muy idiota o cayó en una trampa.

Que el arma no funcionara es de lo más sospechoso.

Pasados unos días, a 400 kilómetros del lugar del hecho, detuvieron al presunto atacante. Un pobre diablo, sin domicilio fijo ni empleo conocido. Galíndez partió velozmente a su encuentro. No pudo sacar nada que le diera una pista segura. El hombre responde incoherencias y niega haber tenido intención de matar.

-¡Todo fue un chiste, una joda de amigos!- fue la única  respuesta que pudieron lograr, tampoco conocía a quien le pagó, sólo recordaba que tenía un lindo automóvil.

Emilio, comadreja, Curto, así conocido en el mundo lumpen, fue un recluso de baja monta. Un pobre tipo que en la cárcel no tuvo contacto con nadie de importancia, sí pudo ser observado para ser usado como un “Pichi”, un “Perejil” en la jerga tumbera

Lo de la broma pesada y otras incoherencias no conformó al sabueso.

 Durante meses buscó y rebuscó. Sus dudas pasaron por ciertos negocios legales de Madariaga, con olor a rancio. Sus sospechas pasan por el contrabando y otras jugarretas en las que podría estar involucrado Jorge Quinteros Madariaga, o alguien de su entorno.

Pistas y rastros se pierden en un laberinto de pequeñas empresas, gestores y mercachifles de toda calaña. Busca antecedentes y nada es como debe ser. Cuando pareciera que está por dejar todo este entramado para mejor momento, decide analizar el perfil de la víctima. Descubre que el magnate está muy preocupado, asustado y sin decir nada. En algún tiempo fue muy verborrágico, desparramando insinuaciones por todos lados, amenazando y denunciando a la competencia. Su actitud agresiva había molestado a gran parte de los accionistas. Le habrían pedido moderación y decidió ignorar tales sugerencias. Ahora está más que mudo, desaparecido. Algunos indicios, sin poder probar, hablan de cierta colaboración con unos contrabandistas y narcos, que se supone tuvieron alguna relación comercial.

La guardia personal que fracasó en su labor, se mantiene intocable, Galíndez no se explica por qué no fueron renovados por gente más eficaz, ya que son los mismos custodios del día del atentado.

Silencio, confusión y sospechas es todo por el momento.

-Con la gente importante los caminos de la verdad se oscurecen dentro de una niebla continua- razona el poli. Piensa y recuerda a Marilyn Monroe, Jhon F. Kennedy, en el Fiscal Nisman y tantos otros crímenes sin aclarar.

De toda esta situación, sin obtener pruebas tiene sólo presunciones, ante la exigencia de los superiores, resume su fallida investigación y en el informe no consta una sola conclusión.

Por directivas superiores, el Inspector de policía R. Galíndez debe formalizar y concluir sus investigaciones.

Alto secreto: Galíndez, furioso y preocupado cierra el caso concluyendo, a riesgo de ser sancionado, que el atentado “bien pudo ser un simulacro, con el fin de desviar la atención del Directorio de la Empresa, ante una futura investigación o pudo ser una advertencia de un grupo mafioso para lograr el silencio y discreción de la víctima”.

Las dudas deben dejar la investigación abierta. Pero llega la:

Orden Judicial: Cerrar y Archivar.

 

SANGRE VERDE.-

La noticia era breve y ocupaba el ángulo inferior de la página de policiales:

En los alrededores de la Estación Constitución han sucedido varias agresiones con arma blanca. Se sospecha de un joven de aspecto atlético que con la máscara del Capitán América produce lesiones en brazos o piernas de sus víctimas.

Buenos Aires, como muchas grandes ciudades, en medio de una población pacífica y laboriosa, tiene una importante cantidad de descuidistas y rateros. Si bien la Policía de la Ciudad los persigue y atrapa, una legislación muy comprensiva, los libera casi de inmediato. Después del prolongado e injusto encierro sufrido por la epidemia de Covid, han aparecido situaciones y personajes que no eran conocidos en nuestra sociedad Porteña.

De las novedades más recientes surgió este Capitán América, se sospecha que es un maníaco, el problema es localizarlo y saber qué lo motiva.

La señora Clelia Vallejos, ha sufrido un corte en el antebrazo izquierdo. Está siendo atendida en la guardia del Hospital Doctor Cosme Argerich. La oficial a cargo logró obtener una pista. La señora Clelia dijo que el agresor miro la herida y entre dientes susurró -verde no es- y escapó como alma que ve al Diablo.

El Inspector Jesús González, parodiando al impactante film Hombre mirando al sudeste, comentó la cantidad de documentales en la televisión que hablan de seres extraterrestres.

Se habla con frecuencia del Área 51 y sus misteriosas pruebas que nadie muestra.

Bill Nelson, jefe de la NASA, dice que no estamos solos y habla de la posibilidad de que seres extraños estén entre nosotros los terráqueos. Ya el artista y Ufólogo, Favio Serpa, allá por los años sesenta sostenía la postura que hoy reavivan varios estudiosos del efecto OVNI.

David Grusch, dice saber dónde EEUU, esconde pruebas de vida lejana  llegada a nuestro planeta.

Avi Loeb, astrofísico dice haber encontrado pruebas de seres extra planetarios.

La publicidad de los técnicos y científicos avivan la imaginación de los legos que sostienen la misma teoría por intuición.

 La sangre verde es uno de los puntos más comentados en dichos docus. Tanta imaginación y tantas dudas podrían ser las pautas que motivan al tal Capitán América.

Después de varios ataques más, un domingo de fútbol, la policía se encuentra con uno de los miembros de la hinchada de Boca vestido de Capitán América. Los poli se acercan como la mosca a la miel y al salir del estadio, rodean al individuo y lo detienen preventivamente.

-No es él- dice decepcionado el Inspector González, trabaja de camionero y todos los lunes sale hacia Salta y regresa o el viernes o el sábado. Imposible, los hechos son perpetrados en días de semana.

María Seoanist, agente recién incorporada decide estar alerta y vigila, bien disimulada, el domicilio del camionero.

-¡Bingo!, martes a la mañana ve entrar a la pensión en la que vive

 Enzo Parejas, camionero ausente. El joven atlético coincide con las someras descripciones recibidas por la Policía.

María, de civil, decide seguirlo. Frente a la plaza de la estación Constitución, el joven desaparece. Ese día hubo un nuevo ataque. El atacante no dejó rastros para seguir.

María avisa al Inspector González de sus sospechas y solicita autorización para hacer la vigilancia de forma oficial.

Permiso otorgado. Manos a la obra.

Se instala como pensionada en el refugio del camionero, quien está fuera de sospecha. El joven atlético. Hernán de nombre, vive allí también.

María ingresa subrepticiamente a la pieza de Hernán. Llena de afiches y revistas que tratan el tema de vida en otros mundos. Ya no tiene dudas, este tipo está arreglado con Enzo, quien le guarda el disfraz.

Da parte a su jefe y preparan una celada para atraparlos.

Una cámara en el pasillo les mostrará el momento en que Hernán toma el disfraz para salir a buscar sangre.

De hecho ese jueves, el joven ingresa en la habitación del camionero. Los polis están alertas, dispuestos a intervenir.

Minutos antes de ordenar el allanamiento, aparece Enzo, esta vez su viaje fue más corto. Se encuentra a Hernán en su habitación y lo muele a palos.

Llega la policía y los detiene a ambos por agresión. Uno por golpear al intruso y el otro por cortajear a la gente por las calles.  

Pasarán el fin de semana en la comisaría.

La última palabra la tendrá la Justicia, que no siempre es justa, pero es lo que hay.

Aquella noche la deben pasar en una celda. Enzo comparte el encierro con otros infractores, Hernán estará solo. El aislamiento se debe a unas pústulas que temen sean contagiosas.

A la mañana les acercan el mate cocido con un pan de desayuno.

Enzo lo acepta a regañadientes e insiste en que es injusta su detención.

La celda de Hernán está vacía. Alguien lo ayudó a evadirse, o no.

La duda aún persiste. Los ataques no se repitieron.

 
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Publicado por en agosto 7, 2023 en Cuentos

 

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DE ESPÍAS Y DE ESPIONAJE.-

Orwells y Dick  ¿quién lo hubiera dicho? ¡Dos grandes escritores!

Algunos nacen con estrella y otros nacen estrellados. Dicho popular.

María García y José Zamora, dos jóvenes que estaban noviando. Entre sus primeros paseos se fueron para la costanera que bordea al Río de la Plata.

El viejo paseo les permitía soñar con futuros viajes juntos.

Las dulces palabras y los arrumacos no interfirieron en la sorpresa que les esperaba.

Cerca del muelle de pescadores escucharon un gemido, como si un gato llamara. Pensaron en seguir su camino pero la curiosidad los superó.

Se acercaron al montón de residuos y encontraron envuelto, no a un gato. Era un bebé abandonado que, luego, el médico de la ambulancia de rescate les dijo que tenía más o menos un día de vida.

Quisieron adoptarlo paro no se los permitió la ley. Solteros y pobres no resultó ser una buena carta de presentación. Sólo les dejaron elegir el nombre de cómo sería llamado en el futuro de su vida.

Pasó el tiempo y José María Zamora García fue criado y educado en institutos de menores abandonados.

El, ya, matrimonio de María y José, hizo gestiones para tenerlo como hijo. Su pobreza les reiteró lo ya sucedido hace tiempo, les anuló las posibilidades. La asistente social coincidía en que era mejor que lo criase una pareja y no una institución, pero la ley exigía algo más de lo que ofrecían como pareja de, casi, indigentes.

Lo apadrinaron y lo visitaban con asiduidad. No les interesaban los traslados de instituto a instituto, ni la lejanía del lugar de internación, allí iban y daban su presente de amor.

Pasaron los años y José María, ya bachiller, al cumplir su mayoría de edad debía abandonar su protección estatal y arreglarse por sus medios.

Consiguió trabajo en una panadería, trabajando de las cinco de la mañana a las quince horas. Se alojaba en lo de sus padrinos y por la tarde iba a la universidad.

Retraído, muy callado, reservado en sus palabras resultó ser un gran observador. Inteligente y muy inocente en sus conductas. Le faltaba la picardía de la calle, pero se las arreglaba. Muy trabajador y más que nada estudioso. Quería y respetaba a  María y José, sus padrinos. En algún momento supo la verdad de su abandono y cómo fue el nacimiento de su relación con ellos. El amor se hizo más intenso.

María y José le brindaban todo su amor. Eran personas limitadas en su educación, eso significaba que su ahijado debía ir descubriendo el mundo por su cuenta.

Era la época el que el Ministro  JoséLópez Rega daba consejos por televisión y reprimía a escondidas. Daba palos en la oscuridad, nadie se atrevía ni a chistar y ni hacía falta la cantidad de alcahuetes que lo acompañaban. José María estaba lejos de todo aquello, por lo menos así lo creía y se sentía protegido por su no participación en la rebeldía generalizada.

Enrique Sinaglia, estudiante universitario avanzado, prepara su texto y dictaba su conferencia en el salón de actos, ante una nutrida audiencia:

Por curiosidad personal, por celos profesionales, ya sea por morbosidad, por plata o por seguridad…y siguen los pretextos, muchos espían o son espiados.

Acaso:

*La secretaria mira de reojo a su jefe, su compañera la mira a ella y el jefe las mira a ambas.

La mujer del jefe lo vigila a él y a su entorno.

El jefe quiere saber qué hace su mujer cuando él trabaja o sale en viajes de negocios.

*En el encuentro entre empresarios, unos espían y recelan de los otros. La seguridad espía a todo el mundo, según dicen, para protegerlos.

*En el avión, todos alertas viendo que hacen las azafatas y el resto de los pasajeros. No vaya a ser que alguien enloquezca y zas ¡catástrofe!

Para concluir les digo que

*Desde el más remoto de los tiempos, reyes y diversos jefes de estados o regiones, han tenido a su servicio personal de vigilancia y seguridad, se los llama “Servicio de Inteligencia”, ¡vaya lujo de título!

Estos servicios, se supone, cuidan a los dirigentes y a los dirigidos. No siempre es así- aseguró el conferencista- hay casos en que el espía se da vuelta y su jefe pasa de ser cuidado a ser víctima de la que fue su propia gente. El viejo dicho dice “Cría cuervos y te comerán los ojos”.

Todos, de una forma u otra estamos siendo vigilados y evaluados.

José María se sorprendió ante lo dicho y pensó, “a mí no me espían porque no hago nada malo y soy bastante insignificante”-sonrió y esperó el cierre del encuentro.

Enrique Sinaglia, agradeció la presencia de los presentes al encuentro de su ponencia sobre “Espías y espiados”, prometió más encuentros.

No los hubo.

A José María las ponencias entre estudiantes y profesores le resultó de lo más interesante. No le gustaba que se hicieran casi a escondidas. Le explicaron que era peligroso publicitar las discusiones académicas. Que estaban siendo controlados por desconocidos. Que de Enrique Sinagra no sabían nada, estaba desaparecido. Algunas noticias decían que habría viajado al extranjero. Quedó la duda.

Aquel día al terminar uno de esos encuentros los alumnos se dispersaron y José María pensativo y ante la duda consultó a sus padrinos.

José se sintió acorralado ante el joven tan preparado pero tan ingenuo- En mi pueblo se decía que las persianas tienen ojos, vos crees que nadie te ve pero siempre alguien sabe de vos.

De allí se fue directo a su capilla. Se encontró con su consejero, el Padre Juan. Le contó sobre la conferencia, los encuentros y el asunto de ser espiados.

Juan lo calmó y le explicó que era un tema político, que gente como ellos dedicados a sus tareas lícitas, no tenían nada que temer.

-Padre, los diarios dicen que hay ataques y gran agresividad social. ¿Qué sabe usted de eso?- preguntaba con curiosidad.

-Los ataques y esa agresividad que te comentan es imposible que sean  llevadas a cabo por argentinos ¡No!, nosotros somos gentes simples y pacíficas, oremos porque todo se resuelva y sea pasajero.

El cura, para distraerlo y encauzar toda esa energía, lo invitó a participar en los grupos de ayuda en las villas miseria que rodean a la gran urbe.

José María se entusiasmó con la idea y durante mucho tiempo dictó clases, consiguió ropas y alimentos, hasta cocinó para los desprotegidos y olvidados del mundo.

Podés no meterte en líos ni en política, pero hay situaciones en que la política y los problemas te buscan y te encuentran.

José María notaba que muchas personas desconocidas, allá en la villa, se cruzaban en su camino. -Eso del espionaje me sigue zumbando en la cabeza, creo que me estoy volviendo paranoico, pensaba. Queriendo engañarse a sí mismo, se repetía que nada le pasaría, total en nada malo estaba involucrado.

Al poco tiempo, una madrugada, un grupo de tareas, derribaron la puerta de su casa y se lo llevaron encapuchado.

Llegó la noche… sus padrinos quedaron llorando sin saber qué hacer.

Hoy, que volvió la luz, volvieron los encuentros entre colegas y amigos. Son otras las personas y muchos tratando de suturar viejas heridas. No obstante con la llegada del celular inteligente y la facilidad para fotografiar o filmar, cualquiera puede ser un espía o un simple voyerista. ¿Qué diferencia hay?

Los futurólogos como Orwell o Dick, ya habían avanzado sobre la posible vigilancia y persecución hacia los desobedientes sociales. “Los pacifistas son los peores y a quienes más hay que controlar”, comentaban durante la guerra fría.

Cómo puede ser que con tanto control nadie explica las muertes violentas de grandes líderes y que aún, esos crímenes, siguen sin ser aclarados. Nos dicen que debemos pensar en las hipótesis de ineficiencia o arreglos espurios. Así pretenden hacernos indiferentes.

¡Nunca se sabrá!

Wells en su novela “La máquina del tiempo”, pretende denunciar hacia dónde nos lleva la indiferencia.

 ¿A quién le importa?

Los envejecidos por el dolor, María y José siguen esperando que algún día se abra la puerta y su hijo-ahijado les diga -¡Padres, he vuelto!

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Este saludo es real, nota del autor:

Agradezco al ex espía Raúl A., que haya evitado algunas desapariciones.

 

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VINO Y SANGRE- ERROR Y MILAGRO DE NAVIDAD.-

Totalmente ebrios bajaron del automóvil. Abrazados y canturreando canciones confusas referentes al mundial de fútbol. Sintiéndose campeones portaban, los tres, máscaras de Messi. Desde el Aeroparque de la Ciudad de Buenos Aires, cruzaron la avenida. El del medio arrastraba los pies, tal era la borrachera. Se sentaron contra el muro que da al Río de la Plata. Continuaron bebiendo. Uno de ellos le derramó media botella de vino tinto a su compañero.

Pasada una media hora, dos de ellos se pusieron de pie, como pudieron y abrazados, canturreando se fueron. Abandonaron al tercero que seguía durmiendo la mona abrazado a una de las botellas.

Ya estaba terminando la Noche Buena y asomaba La Navidad, era la medianoche pasada.

Día domingo de paz y armonía.

Los dos borrachines subieron al vehículo y partieron. El tercero dormía profundamente. El Peugeot no tenía placas identificatorias.

-Vamos chicos, acompáñenme, voy a sacar fotos de esta Nochebuena. Cuando termine les pago una birra.

Los jóvenes aceptaron y subieron al Fitito.

Lucas, Ariel y Marcos, no era la primera vez que acompañaban a Edu en su exploración fotográfica.

Edu era casi un profesional, cada tanto algunas revistas le pagaban sus trabajos porque se destacaban por su originalidad.

Recorrieron los barrios y plasmaron en la cámara los bailes, en las zonas periféricos, que se hacían en la calle. Encontraron mesas familiares y de amigos colmadas de gente brindando y comiendo. Quedó para la posteridad un Papá Noel durmiendo a un costado de una fiesta del Club Social, la bolsa le servía de almohada. Se dirigieron al centro de la ciudad y allá por la avenida Corrientes, hallaron una fiesta de polacos que siendo turistas no olvidaron sus siete platos de festejo y tampoco olvidaron sus botellas de vodka.

Se fueron para la Costanera norte y al pasar por Aeroparque se detuvieron a darle publicidad a un borrachín que dormía plácidamente abrazado a su botella. Hicieron varias fotos y se dirigieron hacia su Fitito. El veredón estaba lleno de residuos, se destacaban las latas vacías de cerveza y las botellas rotas de bebida blanca. Lucas encontró tiradas una billetera abultada y un teléfono celular. No dijo nada y se guardó lo hallado.

Pararon en un bar de Palermo y allí Edu cumplió su promesa de pagar las cervezas.

Ya de día, con un sol que calentaba se fueron cada uno para su casa.

Edu, imprimió algunas fotos y las envió a las diversas empresas para su publicación.

-¡Idiotas, eso es lo que son!- gruñó golpeando la mesa.-Los contrato para un trabajo limpio y esto es lo que hacen. Debía morir y desaparecer, no estar tirado disfrazado de borracho. ¡Estúpidos! ¿Y la billetera con su identificación? Y además ¿dónde está el teléfono con las fotos? ¡Eh!- los miró con odio y sus ojos parecían arrojar fuego.

-Señor, lo tuvimos que dejar ahí porque había un control policial y ya le habíamos aplicado la soga siciliana como usted nos ordenó. Nada de sangre. Nico le tenía las piernas mientras yo lo ahogaba con la cuerda desde atrás. Nos aseguramos que ninguna cámara tomara al auto y nos pusimos caretas para que nadie nos identifique- se explicaba Josué, el sicario.

-¿Y la billetera y el celular?

-No los llevaba, lo revisamos y no los tenía. Buscamos y con tanta mugre en la oscuridad no encontramos nada, pensamos que estarían caídos en el interior del auto pero tampoco estaban. No volvimos porque pasaba un patrullero de la policía que hacía vigilancia. Preferimos irnos

-No me importa cómo lo hagan pero quiero todo aquí mismo. Nosotros no existimos, que sigan creyendo que es sólo en Rosario. Si por culpa de ustedes se rompe el silencio no tendrán imaginación para saber lo que les haremos.

-¡Ché!, habla Lucas, es urgente tenemos que vernos.

Los cuatro amigos se encontraron en Dandy, frente a la plaza  Arenales. Habló Lucas -Muchachos me mande una cagada gorda.

-¡Ya sé-interrumpió Ariel-dejaste embarazada a tu novia!

-¡Ojalá!-todos se miraron-¿se acuerdan del borracho de la otra noche, allá en la Costanera?

-¡Sí!-respondieron-¿qué pasa con él?

-No se enojen pero se los tengo que contar.

-¡Dale hablá de una vez!-le dijeron

-Cuando hicimos las fotos y volvíamos al Fito, en la oscuridad y entre los desechos pisé algo que me llamó la atención. Eran dos pequeños bultos. No dije nada hasta saber qué eran y qué contenían.

-¿Y?-apurando la historia

-¡Y!, eran un celular y una billetera.

-¿Y te los  quedaste sin decir nada?-enojado hablaba Edu.

-En ese momento estaba más interesado en saber qué era todo esto que en hablar. ¡Bueno!, la billetera tenía Euros y algunos billetes argentinos. Pero lo más interesante es que descubrí que tenía un DNI trucho.

-¿Cómo sabés que era trucho?-insistió Ariel

-Se nota a simple vista que es una fotocopia plastificada.

-Otro indocumentado-ahora era Marcos quien participaba.

-No termina ahí la cosa.

Se hizo un profundo silencio, la expectativa era enorme. Quizás pensaron en alguna aventura tipo cine.

-El celular me dio miedo…

-¡Miedo!, ¿por qué?-Edu estaba muy nervioso.

-Porque hay fotos de gente lastimada y este hombre muerto salió hoy en el diario, en la sección policiales.

-¿Qué?-gritaron a coro.

Algunas personas del boliche giraron sus cabezas para mirarlos.

-¡Shhh!, no llamemos la atención.

-Tenés razón Edu, pero hoy mi papá estaba leyendo el diario y me preguntó si no sabía nada, ya que estuvimos por allí.

-Nosotros ni lo tocamos, no tenemos nada que ver. Una de esas tuvo un ataque al corazón y por eso es noticia.

-No Ariel, el diario dice que fue una muerte por estrangulamiento y que lo bañaron en vino para despistar. Las cámaras de seguridad enfocan a tres borrachos y luego a cuatro jóvenes rodeándolo.

-¡Esos somos nosotros!, ¿hay fotos nuestras?

-No Ariel, sólo hay una foto de la víctima. Creo que tenemos que ir a la Policía, llevar la billetera y el celular.

-¡Sí!, y rezar para que nos crean- habló Marcos-¿Trajiste las cosas?

-¡No!, quería saber qué pensaban de todo esto.

-¡Qué mala suerte!, hace tres años que hago fotos y esto sí que no me lo esperaba.

-Vayamos a nuestras casas y preguntemos a nuestros padres si nos pueden acompañar para hacer la denuncia.

-Ariel tiene razón, que vean que somos del tipo familiar. Yo voy a guardar las fotos y nos encontramos acá en la plaza en dos horas, ¿de acuerdo?

-¡De acuerdo!-respondieron.

-Eduardo llegó a su estudio y encontró todo revuelto. Entró en pánico. Llamó a casa de sus padres. Estaban temblando de miedo. Un grandote había preguntado por el dueño del auto pequeño y con su forma de hablar y su sola presencia daba miedo. Ambos lloraban.

Edu corrió a lo de Lucas. Le contó lo ocurrido y le pidió ver las fotos. Eran espantosas. Le envió unas pocas imágenes al padre para ver si alguno era el temible visitante.

El padre reconoció de entre varios a los dos.

Nico y Josué tenían que resolver pronto y sin escándalo. No debían matar a ninguno de los chicos pero cómo hacer para que olviden todo.

Los sicarios regresaron y se estacionaron cerca de la casa de Eduardo, tenían una foto de él.

Llegó Edu a su casa creyendo y asegurando que nadie lo seguía. Debía recuperar la segunda parte de su material que estaba sin editar Allí estaba la foto maldita, felizmente no la había publicado.

Estaba queriendo calmar a sus padres cuando se le presentaron Nico y Josué. Dijeron ser policías especiales.

Hicieron venir al resto del grupo. Los padres de Edu debieron ir a su cuarto y cerrar hasta que los llamaran.

El miedo rondaba sobre sus cabezas, los falsos policías lo sabían.

-Somos de narcóticos, creemos que ustedes son inocentes. Tendrán que probarlo. Los documentos y el celular del muerto son nuestros y nadie debe saber de ellos. Las fotos y documentación son parte de una investigación. Nosotros somos polis encubiertos y nos jugamos la vida todo el tiempo, ahora dependemos del silencio de ustedes. Si las bandas criminales saben algo de ustedes, hagan de cuenta que están muertos. Así como nosotros supimos de ustedes, los malos también pueden saberlo, ¡Atenti!-Josué le pasó la palabra a su compañero.

-Allí no queda la cosa, su familia, padre, madre, hermanos, novias y quién sabe quiénes más morirán torturados. Los narcos y sus sicarios son implacables y nosotros la Policía no podremos hacer nada. ¿Queda claro?-se notaba la nerviosidad de Nico.

-¡Sííí!-respondieron espantados y con lágrimas en los ojos.

-¡Bueno!, vengan los documentos y el celular.

Lucas entregó todo, billetera y teléfono celular. Eduardo, voluntariamente, trajo las copias que debía editar.

-Recuerden que el silencio absoluto es lo único que puede mantenerlos vivos a ustedes y a sus seres queridos. La seguridad total no existe.

Y se fueron.

Los muchachos los vieron salir, guardaron absoluto silencio.

Eduardo juró que jamás hablaría de lo sucedido y que de ahora en más se terminaron las fotos.

Los demás se juramentaron por el mutismo total.

Llamaron a los padres y todos abrazados lloraron y agradecieron a lo que consideraron un Milagro de Navidad.

 

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MATARÁN POR MÍ.-

Las relaciones humanas suelen ser muy complejas, a veces, al final, se pueden simplificar.

Juanjo y Marce son amigos Desde la infancia. Han estudiado juntos y sus vidas son paralelas y entrelazadas.

Fueron primero vecinos, luego amigos y por fin colegas. Ambos, asociados triunfaron juntos. Sólo los separaba su accionar.

Juanjo cálido, de gestos señoriales, escucha, respetuoso de todas las leyes y consignas que se le presentan. Felizmente casado con Diana, ambos se complementan a la perfección, el amor que siente el uno por la otra es el gran punto de apoyo para su felicidad. La fidelidad que existe entre ellos es intachable.

Marce es impulsivo, muy inteligente, no tanto como él cree, pero es muy sagaz, lo sabe y lo siente. Casado con Elba, mujer hermosa, reservada, fiel y muy enamorada de Marce. Ella, tal como lo hace Diana, colabora con su marido y ambas participan en actividades anexas a la empresa de Juanjo y Marce.

Se dice que el hombre, como raza humana, si no tiene problemas los crea y así pasa la vida.

Marce siente el triunfo como signo de su vida.El apoyo de su amigo, colega y socio es necesario, lo sabe y lo aprovecha. Se siente tan ganador, que parte de sus alegrías, las pasa con mujeres que, con facilidad, se le acercan a disfrutar de su generosidad y derroche. Las ansias de ser importante lo invaden.

Por lo general, el triunfador, no se da cuenta de ciertos cambios. Cuando se está en la cima y todo llega, no hay ganas ni tiempo de analizarse.

Juanjo se mantiene al margen de las conductas de su amigo. Ante la actitud de su socio, siente la obligación de advertirle sobre la vida que está llevando, los riesgos que corre y que puede resentir la armonía de las dos parejas.

-¡Vos no sabés lo que es vivir la vida!- respondía Marce a las palabras de Juanjo.

-Puede ser que no sepa vivir esa vida, pero Elba no se merece que la engañes y no guardes discreción, sé más cuidadoso, ella no se merece los malos momentos que le hacés pasar- hablaba con aparente calma pero la tensión iba por dentro.

-Te escucho y no me enojo por la vieja amistad que nos une, pero vos metete en tus cosas y yo a las mías- fue terminante y dio por concluida la discusión- ¡Chaú!

Con el correr de los días, Marce  iba abandonando sus responsabilidades laborales y, en lo personal, desatendía a su familia. Divertirse lo hacía sentir más ganador que nunca y un nuevo sentimiento comenzó a corroerlo.

La seriedad de su amigo, comenzaba a provocarle el sabor amargo del desprecio. Ver a  Juanjo le molestaba . Ya no había diálogos personales, sólo unos pocos encuentros forzados  por razones laborales.

Era tanta la inquina que Marce había juntado contra su socio, que pensó en molestarlo seduciendo a Diana.

Hubo varios altercados entre Marce y Diana que ella supo guardar en secreto aquellos intentos subidos de tono.

Diana tuvo una entrevista con Elba, ya las unía una amistad nacida por sus maridos. Elba creyó que el encuentro tenía que ver con un nuevo engaño de su Marido.

-Si me vas a decir que Marcelo tiene una nueva aventura, te puedo asegurar que ya me tiene sin cuidado. Vivimos en la misma casa pero en cuartos separados. Simulamos ser una familia, todo es por los niños.

-Elba, la situación con Marcelo es más complicada. Te explico. Marcelo tiene a menos a Juanjo, piensa que es un flojo, que su inteligencia la usa, sólo, para cumplir con sus obligaciones y que es un impotente sexual.

-¿Y eso?- preguntó asombrada.

-Me lo dijo él mismo. Desprecia a Juanjo, te diría que lo odia.

-¡Nunca imaginé que esto sucediera!- decía asombrada.

-Para completar el cuadro te hago saber que ha intentado seducirme, casi violarme para vengarse de mi marido.

-¡Qué hijo de puta!, ¡perdón!- enrojeció por el exabrupto.

-Pienso y siento lo mismo…- no pudo seguir hablando, Elba la interrumpió.

-¡Debemos hacer algo ya!- la desolación e impaciencia se reflejaron en su rostro- ¡No lo aguanto más!.

– He pensado en una forma de pararlo, pero debemos estar más unidas que nunca-advirtió casi susurrando.

-¿Cuál, cómo?, te confieso, pase lo que pase no lo quiero más en mi casa-golpeó su puño contra la mesa descargando su ira.

-Buscaremos a las mujeres con las que salió y avisaremos a sus maridos. Alguno de ellos lo pondrá en vereda, Como correctivo es más una venganza, la que no podrá olvidar nunca. Creo que le bajarán los humos que inundan su cabeza,

-¿Le vas a decir a Juanjo?

– ¡No!, no lo aprobaría y además lo haría sufrir cuando se enterara por las que estoy pasando.

-¡Estamos pasando!- agregó Elba, casi sin pensarlo.

– ¡Bien!, pongamos manos a la obra.

-Haremos llamadas anónimas, Marcelo es capaz de todo si se entera.

-¡No tiene porqué saberlo!, moriremos con nuestro secreto.

-Conozco algunas de las mujeres y revisando su agenda tengo sus teléfonos. Eso sí debemos llamar de sitios desconocidos. Así evitaremos, a futuro, los problemas que puedan surgir.

Emprendieron la tarea con la eficacia que las caracterizaba.

-¡Hola!, señor, Clara su mujer ha salido todos los viernes con Marcelo Gonz. Usted es un cornudo.

-¡Hola!, Jorge, su mujer lo engaña con Marcelo Gonz. Adiós, una amiga.

-¡Hola!, señor su mujer gana un buen sueldo en la cama con Marcelo Gonz.

Así se sucedieron más de veinte llamadas. Ahora esperaban la reacción de los hombres. Se preguntaban cuánto se sentían heridos en su amor propio.

Ismael Rodríguez es un viejo guardia de seguridad que se casó con Deolinda Gurruchaga, una morocha muy bien agraciada. Adoraba a su mujer y estaba orgulloso de que tan linda belleza fuera su pareja para toda la vida.

No podía creer lo que Elba le decía. Que Deolinda lo engañaba.

Esa noche del lunes la enfrentó. La mujer, sorprendida, bajó la vista y no supo qué responder. Sólo lloró.

Ismael se fue, la abandonó. Se dirigió a la fábrica donde trabajaba como guardia nocturno.

Cerca de la medianoche abandonó su puesto de trabajo y se dirigió a la confitería de la estación. El único lugar aceptable de la localidad.

Tal como había imaginado. Allí estaban Deolinda y Marcelo.

Ella le contaba lo sucedido y que no podían continuar la relación prohibida, le pediría perdón a Ismael y trataría de reconstruir su vida,

-No es posible que me dejes, no soy hombre al que se abandona fácilmente…

No pudo continuar.

Ismael llegó hasta la mesa y desenfundando una pistola los mató.

Apoyó el arma sobre la mesa. Luego se sentó a esperar que llegara la policía.

Elba y Diana se sintieron culpables, no esperaban semejante final. Su conciencia les remordía pero era imposible comentar lo sucedido.

¡De pronto!, un rayo de lucidez se cruzó por la cabeza de Diana.

-Elba, ¿vos sabías que el marido de Deolinda, la empleada de empaque, era policía?

-¿Por qué me preguntás?

-Vos a cargo de la lista de personal conocés la vida y milagros de todo el mundo. Se me cruzó que quizás sabías algo de este justiciero.

-¡No!, imposible, de haber querido matarlo no hubiese buscado a un tercero. Confía en mi palabra.

-Debo hacerlo, estamos juntas en esto.

Aprendieron a consolarse entre ellas y en silencio.

 

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LA OTRA VENTANA.-

Vivir en las afueras de la gran ciudad tiene ciertos inconvenientes, que comparando con las ventajas que da el silencio, la tranquilidad y el contacto con la naturaleza, hacen olvidar que el viaje hasta la oficina sea incómodo y molesto.

Toda la familia, incluidos los perros, disfrutamos de la vida al aire libre. El aroma de las flores, el colorido del verde mezclado con el cielo celeste, bañado por los rayos del sol, nos permiten cierta cuota de felicidad y alegría.

He tomado la costumbre de observar la vida de los pájaros, que suelen utilizar nuestro parque con frecuencia y con la seguridad de no ser molestados. Los perros ya se acostumbraron a verlos y no los corren más.

Honrando a Munro Fox y su libro La Personalidad de los Animales, con la llegada de la primavera, se incrementan las parejas y la creación de sus nidos. Allí depositarán sus huevos y nacerán sus crías.

Los frutales del parque han sido invadidos por nuestros plumosos nuevos amigos.

Solemos dejarles alimentos para alentarlos a quedarse entre nosotros. Pareciera que entienden y, ya, no nos temen. Abundantes gorjeos, silbidos y picoteos llenan los silencios.

Desde mi ventana, prismáticos en mano, los observo construir sus nidos trayendo ramitas y pasto seco.

Zorzales, torcazas, jilgueros, horneros, muchos gorriones, pocas palomas comunes, aprendí que se las llama asiáticas o bravías, y algún que otro pájaro carpintero, son habituales visitantes.

Atraen, mucho, mi atención, una pareja de Chingolos, chingolitos los llamo cariñosamente. Son muy pequeños y laboriosos. Ya han terminado su nido y la hembra lo limpia y lo reconstruye todo el tiempo.

Desde hace unos días ya no es tan movediza, creo que hay tres huevos en su nido.

Estoy tan entusiasmado, que los lunes y jueves, que es cuando asisto a mi oficina, no tengo ganas de ir para poder seguir los acontecimientos de mis chingolitos.

Cuando el macho se va, pasado cierto tiempo, la hembra lo llama con un piar entre lastimero y desesperado. Si es ella la que sale, el canto del macho, llamando, es hermoso y enérgico. Se necesitan mutuamente y ambos empollan según la necesidad. Protegen a sus huevos sin descanso.

Han pasado más de veinte días y ya escucho los píos de los pichones recién nacidos. Tanto el macho como la hembra, les dan de comer en el pico. Ya han pasado unos días y pude ver a los pequeños, feúchos, a medio emplumar.

El sábado a la noche el tiempo ha desmejorado. Lluvia y frío castigan nuestra primavera. Debimos encender la calefacción. Cada tanto esta pampa húmeda nos juega esta mala pasada. Heló y el domingo amaneció con un sol tenue y, todavía, había algo de escarcha en el césped.

Después de almorzar, tomé mis prismáticos para visitar a mis amigos chingolos.

Con preocupación no veía movimiento en el nido. Los pájaros estaban allí muy quietos.

Sigilosamente, evitando asustarlos, me acerqué.

Macho y hembra están con las alas desplegadas, uno al lado del otro, cubriendo todo el nido, protegiendo a sus crías. Enseguida percibí que los resguardaban del frío. Para mi ingrata sorpresa, ambos estaban muertos.

Los moví suavemente, debajo encontré a los pichones, que habían sobrevivido gracias al sacrificio de sus padres, quienes murieron por ellos.

Me invadió la tristeza y desazón. De inmediato reaccióné y llamé a Juanqui, mi amigo veterinario. Llegó prestamente y llevó a las crías a su consultorio, allí en la incubadora trataría de mantenerlos con vida.

El lunes, me pareció más triste que nunca. Fui a la oficina como un autómata. Ya instalado abrí la ventana, la otra ventana, enfrente hay unos containers de residuos. Dentro de los basureros vi a unos niños que buscaban algo para comer.

Pensé en los pájaros…y a ellos se los llama animales.