¿CON O ENTRE NOSOTROS?
“Los extraterrestres están entre nosotros” Fabio Zerpa. Ufólogo
Llega la correspondencia y espero tomar un buen café antes de leerla.
Publicidades, cuentas a pagar y algunas invitaciones. Requieren mi presencia para presentaciones de libros, inauguración de una nueva sala de lectura colectiva y ciertas entrevistas para radio y televisión. Hace ya un tiempo que muchos jóvenes emprendedores trabajan como comunicadores por streaming y me da mucho placer participar de tales experiencias.
Llamó poderosamente mi atención un sobre marrón, algo rústico, tamaño oficio y grueso para ser una correspondencia ordinaria.
Abrí el sobre con cuidado y extraje unas cuantas hojas, tamaño oficio, escritas a mano.
Se las transcribo:
Soy Juanjo Oliveros.
-Estimado señor me dirijo a usted después de haber pasado múltiples y tristes eventos.
No estoy loco ni quienes me conocen me tratan como si fuese loco, pero me han pasado cosas y me siguen pasando, que cuando las cuento, todos se alejan de mí porque estoy loco. ¡Y no es así!
Sorbo un poco del café, me intriga la presentación y continúo leyendo.
-Hace unos cinco meses me sobresalté por que vi pasar una sombra frente a mi mesa.
¡Me asusté!
Después de cenar me puse a ver televisión, le hago saber que vivo solo, soy viudo y mis hijos viven lejos.
Entretenido con un film ¡otra vez vi pasar algo! No me pareció una sombra pero fue tan de sorpresa y tan rápido que no lo puedo asegurar.
Durante varios días sentí movimientos y me parecía ver cosas sin definir.
Me contacté con el cura de mi parroquia y le pedí que viniera a curar la casa.
¡Lo hizo!, ambos rezamos por el descanso de los posibles espíritus que rondaban por allí.
No dio resultado. Las sombras y los movimientos continuaron, Es más, estando en el supermercado tuve la misma sensación o aparición, no sabía cómo llamarlas.
Hablé nuevamente con mi párroco, este buen hombre me recomendó ver a un psicólogo.
Lo hice, asistí a varias sesiones. El psicólogo me habló de Jung y Froid. La sombra Junguiana y la sombra que representa la personalidad oculta.
Cuando le dije que los percibía de reojo y pocas veces de atrás se quedó pensativo.
Me preguntó si tenía enemigos.
Respondí que no sabía si los tenía o no, que no lo había pensado.
Asistí a diez sesiones y luego me cansé, además no podía pagar. Se ofreció atenderme gratis, me dio vergüenza y no atendí más sus llamadas.
El cura me retó.
Fui al hospital, me atendió una médica clínica. Le hablé de mis visiones y las visita al psicólogo.
Ella me habló de casos de Pareidolia y me dijo que me pasaría con el psiquiatra de la Institución.
Asistí al primer encuentro y en la entrevista me derivó a un neurólogo con un informe confidencial.
Allí me encontré con el profesional. Me habló de Alucinación Menor y me derivó para hacer estudios relativos al mal de Parkinson, que podría ser un síntoma psicótico que suele darse.
Luego de varios ensayos visité a un oftalmólogo porque podría tener un “SCB”, que es el síndrome de Charles Bonnet que suele darse entre aquellos que son casi ciegos.
¡No fue mi caso!
Fue pasando el tiempo y continuaban mis visiones. Ya estaba familiarizado con las apariciones, pero igual me sobresaltaba.
Aquella noche exploté, no daba más, era una tortura porque no me sentía loco, aunque cada vez que mencionaba mis visiones, más se apartaba la gente. Muy pocos me dijeron que alguna vez tuvieron la misma sensación pero que luego se “curaron”.
Casi llorando, desesperado, aquella noche, vi una silueta y le grité con todas mis fuerzas. Fuerzas que te da la locura o la angustia.
¡Te conozco! ¡Alto ahí!
No sé qué lo produjo, pero la sombra se detuvo.
Sentí miedo. Ambos estábamos congelados.
Escuché un sonido, era una voz interior.
Horrorizado como estaba percibí que la voz provenía de la sombra.
“No temas, convivimos desde siempre. No nos dejamos ver para no crear pánico y evitar un contacto que sería muy complejo”
– ¿Qué quiere decir “convivimos desde siempre”? No soy un científico sólo soy un comerciante.
– “Habitamos desde tiempos remotos, no somos extraterrestres. Somos tan terrestres como todos ustedes”
– ¡Fabio Zerpa tenía razón! – dije sin pensar.
– “¿Quién es Fabio Zerpa? – pregunto la voz de la sombra.
– Fue un especialista en ufología que decía que ustedes vivían entre nosotros.
– “Somos tan terrestres como ustedes. Hemos simplificado nuestro organismo con el pasar de los tiempos”
-Lo llaman evolución- dije.
– “Ustedes tienen un cuerpo que es la unidad de colonias vivas armonizadas entre sí. Eso para nosotros ya fue superado. Ahora somos unicelulares”
– ¿Cómo las amebas?
– “No tan así pero esa comparación se acerca”
– ¿Qué respiran?, ¡oxígeno!
– “Compatibilizamos varios gases que nos permiten ser traslúcidos o tomar el color que necesitemos”
– ¿Y cómo se alimentan?
– “Algunos fluidos son suficientes”- se expresó en forma parca.
-En mi mente rebotó el término fluido, quizás porque lo dijo cambiando el tono de su sonido.
– ¿Dónde viven, cómo viajan? – quise saber a pesar de mi cansancio.
– “Vivimos entre ustedes, no necesitamos comodidades como los multicelulares, viajamos libres, elegimos nuestra forma de desplazarnos. Puede ser traslación o abrir lo que ustedes llaman gusano o sea hacemos un pequeño hueco, entramos en el espacio y elegimos dónde ir. Luego el gusano se cierra”
– Guerras, gobiernos, ¿cómo están organizados?
– “Luchas no existen, gobiernos tampoco y la organización social es libre. Hemos aprendido a ser responsables y apoyar al necesitado.
– ¿Y parejas, nacimientos, enfermedades…?
– “Somos entes unicelulares y no vivimos en parejas, los nacimientos se producen por separación del núcleo y, en cuanto a enfermedades, si algo nos afecta morimos o, de ser posible, antes separamos la parte sana para reproducir.
– ¿Te puedo ver tal cuál eres?
– ¡No! Por hoy es suficiente”
– ¿Por qué me has atendido?
– “Estamos conviviendo hace muchos años y estás cerrando tu ciclo, mereces saber que eres un ser viejo pero sano. No debes hablar de esto con nadie”
– ¡Prometido! ¿Te volveré a ver?
No hubo respuesta.
-Señor le escribo para no romper mi promesa. He descubierto un secreto que me aterra.
Hace unos días descubrí a qué llama fluidos alimentarios mi sombra viviente.
Era muy temprano y decidí madrugar. Estaba cortando una naranja para hacer jugo. Me hice un pequeño corte y fui hasta el botiquín a buscar gasa y alcohol. A lo lejos vi a la sombra limpiando mi cuchilla.
En realidad estaba bebiendo mi sangre. ¡Espantado grité!
Desde ese momento no veo más sombras. Sólo me queda el miedo.
Señor reciba mis saludos, utilice como mejor le parezca mi narración. Es la historia de quien se resiste a ser “loco”, aunque ya lo dudo.
Traté de comunicarme con Juanjo Oliveros. Hacía quince días había fallecido y no dejó documentación alguna que lo vincule a sus escritos.
He decidido consultar a los especialistas para investigar la increíble veracidad de lo narrado.
Más no puedo hacer.